Meditación para una mente brillante
Cuando llega un nuevo bebé a casa, es tiempo de entregarnos por completo a la tarea de satisfacer sus necesidades básicas, físicas y emocionales. Es momento de reorganizar nuestra vida, incluidas nuestras rutinas de sueño, trabajo y ocio. Este es un proceso complejo y es importante prestar atención, con paciencia, para poder entender la dimensión de los cambios y así también observar las posibilidades que se generan para afrontarlos. Son pocos los momentos en la vida que requieren tanta de nuestra energía, atención y creatividad.
La clave del éxito en este y otros momentos de grandes cambios en la vida es la observación, una observación paciente, calmada, sin juicio. Una mente que tenga la capacidad de solo ver y maravillarse por las oportunidades que generan los cambios podrá luego discernir las mejores soluciones, organizar un plan de acción y generar claridad para ejecutarlo.
Esa cualidad de la mente se llama, “mente neutra”, y no es muy común en nuestro entorno citadino, lleno de expectativas, muchos prejuicios y demasiadas responsabilidades que muchas veces exceden a nuestra capacidad o tiempo para resolverlas. A pesar de lo que cualquiera podría pensar, cultivar una mente neutra y soltar las ataduras a las expectativas que rigen nuestra vida -muchas veces heredadas-, no es nada del otro mundo ni requiere de toda una vida de entrenamiento y entrega. Aquí les compartimos una meditación muy potente, que trabaja profundamente en la mente para liberarte del miedo, resentimiento y bloqueos mentales que no te permiten fluir en las situaciones que te presenta la vida; una mente libre de ataduras puede superar cualquier obstáculo con fuerza y gracia.
Para comenzar ubícate en un lugar cómodo y calmado. Empieza abriendo un poco el pecho, estirando y conectándote con tu respiración. Para eso, inhala profundo y estira los brazos lo más alto que puedas. Exhala y relaja los brazos abriéndolos hacia los lados hasta que se toquen las manos por dejado y suban con las palmas juntas hasta la altura del pecho. Repite 10 veces este movimiento, que va asociado a la respiración, tan lento y profundo como puedas.
Para continuar, puedes mantenerte de pie, sentarte con las piernas cruzadas o sobre una silla. Es importante que tu columna esté completamente estirada, los hombros relajados y la quijada ligeramente hacia abajo y hacia atrás (de tal manera que las vértebras del cuello estén estiradas también). Inhala profundo mientras llevas los brazos estirados a los lados, paralelos al suelo con las palmas mirando hacia abajo. Separa los dedos de ambas manos y une el índice con el dedo medio, y el anular con el meñique, de tal manera que haya un espacio entre el dedo medio y el anular. Separa también el dedo pulgar. Cierra los ojos y respira tranquila y profundamente durante 7 minutos con los brazos bien rectos y paralelos al suelo.
Para terminar, inhala lo más hondo que puedas, retén el aire, estira los brazos y tensa todo el cuerpo con toda tu fuerza, hasta que todo tu cuerpo vibre. Exhala y repite esta última secuencia 2 veces más.
Practica esta meditación como se indica arriba: 7 minutos durante 5 días; y luego sube a 11 minutos, por 5 días más.
Los cambios serán inmediatos. Coméntanos cómo te ha ido o escríbenos si tienes alguna duda.
Selma Bozanic
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